R-4 R-5 R-6 R-7 R-8 R-12 R-18 Renault Alpine
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La Historia de Renault:
En un siglo Renault ha desarrollado más de
18.000 inventos y ha fabricado y vendido unos 60 millones de vehículos.
Nada hubiera podido realizarse sin la ilusión y la audacia del personal que
hicieron de Renault una empresa de espíritu innovador y con un rol
definitivamente protagónico que hicieron punta durante todo el siglo.
El 24 de diciembre de 1898, un nuevo y extraño vehículo, bautizado en francés “Voiturette”,
subía la enorme pendiente de
la
calle Lepic, en Montmartre (París), ante la mirada asombrada de los
observadores. Se abría, entonces, uno de los capítulos más importantes de la
historia automovilística.
Desde 1898 a 1994, la empresa tuvo un solo e indiscutible líder: su fundador
y creador, Louis Renault, quién tenía una sola pasión en su vida, su pequeña
fábrica ubicada en Billancourt, en las afueras de París.
Sus comienzos en este negocio gozaban de dos ventajas: el apoyo financiero
de sus hermanos, comerciantes adinerados, y su genio para la mecánica. Patentó
el sistema de caja directa, que de hecho, era el mecanismo de transmisión que le
permitió a su primer vehículo ascender la pronunciada inclinación de la calle
Lepic.
Los fabricante de todo el mundo, incluyendo los americanos; adoptarían el
mismo sistema. Luego, registró otras patentes, entre las que sobresale la del
turbocompresor.
La participación en competiciones y la innovación en sus autos ganaría sus
galones e incluso sus primeros clientes.
La participación en competiciones y la innovación en sus autos, marcarían un
estilo dentro de Renault que perdura hasta hoy.
Los hermanos Renault, Louis y Marcel ganaban carrera tras carrera.
La empresa comenzó a crecer y en 1905 lanzaron una línea de taxis, los primeros
del mundo, que luego se convertirían en leyenda: los taxis del Marne, que fueron
1200 vehículos encargados por el gobierno francés, en 1914, para transportar a
5000 soldados durante la Primera Guerra Mundial.
Otro hecho destacado fue la introducción de la noción de división del trabajo
(Taylorismo) en Francia, lo que constituía el paradigma de la organización de
una empresa moderna. Hacia el comienzo de la Primera Guerra Mundial, Louis
Renault se había convertido en un hombre de influencia e importancia, cuya
empresa exportaba una parte substancial del volumen de producción. Tenía
oficinas de representación en Nueva York y Tokio e incluso contaba con dos
fábricas en Rusia.
La guerra convirtió a la empresa en un verdadero arsenal. Fabricaba de
todo, desde proyectiles hasta camillas, sin olvidarnos de los famosos tanques FT
17 y miles de motores de aviones y hasta los mismos aviones. Hacia 1919,
Renault era la empresa privada líder en Francia. Aprendió valiosas lecciones
del conflicto bélico, la crisis económica y la competencia del otro lado del
Atlántico.
Un hito de la marca en la década del 20, además de la fabricación de
locomotoras, fue lanzamiento del 40CVC, auto que en 1926 batió un record mundial
de velocidad, al recorrer casi 4200 km. a un promedio de 173,6 km/h.
Con el fin de garantizar calidad y asegurarse las fuentes de materia prima y
obtener los menores costos posibles, la empresa producía todo lo que necesitaba,
desde el acero hasta los neumáticos
Contrariamente a los que sucedía en Citröen, su principal competidor,
Renault adoptó una política de diversificación de su gama de productos con el
fin de disminuir los riesgos, distribuir las ganancias y autofinanciar sus
operaciones.
Esta estrategia fue muy exitosa. Renault favorecía la política de una gama
abierta, con vehículos diseñados de acuerdo a las necesidades y gustos de los
clientes; desde las versiones estándar hasta las de lujo, modelos de tope de
gama; desde automóviles con motores pequeños hasta los sedán de lata potencia;
desde los automóviles económicos hasta las limosinas para el gobierno. Al
mismo tiempo Renault desarrollaba otras ramas del negocio. La empresa se
focalizó en la fabricación de camiones y la gama completa de vehículos
comerciales, tractores y vagones, como también en la fabricación de aeronaves,
que ocuparían un importante lugar en el crecimiento de la empresa hasta 1939.
Hacia el comienzo de la
Segunda Guerra Mundial, la empresa tenía instalaciones en varios lugares de
Francia, Bélgica e Inglaterra. La piedra angular de toda la estructura siguió
siendo la planta de Billancourt, que se convirtió en el símbolo del capitalismo
y el primer blanco de las protestas industriales de Francia, tal como lo
demostraron los hechos ocurridos en 1936.
Durante la Ocupación Alemana a Francia, Louis Renault mantuvo sus plantas
funcionando y cumplía con los pedidos de las fuerzas alemanas. Por lo tanto,
Billancourt fué el blanco número uno para los bombarderos británicos en 1942,
que destruyeron gran parte de las instalaciones industriales. Sin embargo,
éstas fueron reconstruídas, una y otra vez, retornando a la producción. Luego
de la Liberación de París, Louis fue tomado prisionero. Este hecho, marcaba el
fin de una ertapa. Falleció el 24 de octubre de 1944.
Poco después, el General De Gaulle promulgó un decreto a través del cual el
Estado confiscaba los activos de la empresa, nacionalizándola el 16 de enero de
1945, con el nombre de “Régie
Nationales des Usines Renault”. El primer presidente de este nuevo período fue
el Sr. Pierre Lefaucheux.
El mundo comenzaba a adoptar una figura bastante similar a la que
actualmente conocemos y Renault se transformaba, como siempre, adaptándose a una
nueva realidad.
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